
En los últimos años el aumento de las exportaciones mundiales durante las últimas dos décadas, sumado a la diversidad de canales de distribución, ha propiciado la aparición de fraude alimentario desde la provisión externa de materias primas hasta la comercialización al usuario final.
Un ejemplo que hemos vivido en los últimos tiempos es la crisis que causaron en 2013 las hamburguesas de vacuno que contenían carne de caballo, y que afectó a la mayoría de los países de la Unión Europea. Después de este episodio la UE creó en 2013 la Red de Prevención del Fraude Alimentario (Food Fraud Network – FFN), entidad que incluyen en sus políticas y estrategias una mayor rigurosidad en los planes de control analítico.
Entendemos como fraude alimentario un término que se aplica en situaciones como la sustitución, adición, manipulación o presentación engañosa, de alimentos o envasado de alimentos, realizada de forma intencionada.
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