
La debacle económica dispara las necesidades que atiende la entidad, que quizá deba renunciar a la ‘Operación Kilo’ de primavera después de un mes bajo mínimos
El cierre de empresas, la destruccion de empleo y la avalancha de ERTEs auguran un 2020 lleno de dificultades para miles de familias vizcaínas, muchas de las cuales atravesaban ya una situación extrema.
El Banco de Alimentos de Bizkaia ha lanzado una llamada de auxilio ante lo que se prevé un escenario extraordinariamente duro y vuelve a la carga con lo que ha sido su vocación desde hace 25 años: AYUDAR A LOS MÁS DESFAVORECIDOS, una categoría en la que, a tenor de los tiempos, puede entrar cualquiera.
No lo hace desde la mejor posición.
Sus recursos se han visto mermados, ya que la letalidad del covid-19 aconsejó desde un principio dejar en sus casas a esos voluntarios ya jubilados que representan el grureso de sus efectivos.
Según informa EL CORREO en su edición de hoy, Luis Crovetto, vicepreseidente del Banco de Alimentos de Bizkaia, afirma sin ambages que la asociación ha empezado a sufrir la carencia de algunos artículos con los que confeccionar su “cesta básica”, como pasta, aceite, conservas de timate y pescado,…
El banco de Alimentos se nutre de colectas, ayudas de la Unión Europea y donaciones de industrias agroalimentarias y grandes superficies. Sirve de intermediario entre ellos y los auténticos destinatarios de esta ayuda, a la que se accede a través de Cáritas parroquiales, comedores sociales, y entidades como Lagun Gunea y Cruz Roja.